Nuevo Orden Alimenticio.

Por el Chef David Luna.

La humanidad esta pasando una nueva etapa en donde ya nada me sorprende, este virus llegó para sacarnos de nuestra área de confort en todos los aspectos: lo laboral, educativo, social, económico, pero sobre todo en el tema de la salud. Se ha modificado nuestra rutina, se han perturbado nuestras actividades y nos estamos adaptando al cambio que esto representa; lo cual me da un poco de paz ya que, para la adaptación y la evolución, los humanos somos expertos…

Los niños y jóvenes se han tenido que acoplar a la nueva modalidad de estudios en línea, los adultos ejecutivos se han ambientado a laborar desde sus casas, los adultos mayores se han capacitado en redes sociales para estar mas cerca de sus familiares; así todas las generaciones nos hemos aplicado para este nuevo orden o forma de vida.

Estamos en tiempos de cambios bruscos, sin tregua a la paciencia; las empresas han dado giros inesperados con tal de captar o retener a sus clientes; adaptarse es un método de sobrevivencia.

Pero… ¿estamos haciendo los cambios necesarios en nuestros hábitos alimenticios?

Es sabido que el coronavirus inicio en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei en China a fínales del 2019, se ha dado a conocer que no respeta razas, clases sociales o tipo de climas, mencionan los expertos que se pueden infectar los niños, jóvenes y adultos; pero lo mas imperante es a quienes afecta en demasía, a tal grado de causar la muerte.

En mi opinión el villano en esta historia es la mala costumbre alimenticia y el sedentarismo; la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha manifestado que las principales causas de muerte de este virus son en personas con patologías como diabetes, hipertensión y obesidad, en resumen, es sabido que estas enfermedades están ligadas a desordenes alimenticios.

En este confinamiento mundial nos hemos obligado a cambiar rutinas y se ha modificado por mucho nuestras actividades, pero he notado que nuestros hábitos alimenticios no, a sabiendas de la vulnerabilidad que representa. Los humanos somos capaces de adaptarnos, pero ¿por qué nos cuesta tanto trabajo dejar, lo que nos mata?

Hemos querido apuntar a diversos villanos en esta historia, a los chinos, a la OMS, a nuestros gobiernos y en algunos extremos hasta a los extraterrestres; pero el antagonista está en la alacena, en el refrigerador y en nuestra dieta, y muy pocos le han declarado la guerra.

El nuevo orden mundial debe empezar en nuestros hábitos alimenticios, en saber qué comprar en el súper o mercado; debemos cerrar la puerta de nuestra casa a productos demasiado procesados, a las harinas refinadas, a los productos azucarados, a los cereales con alto contenido calórico, a los refrescos embotellados, a los jugos o néctares que su principal ingrediente es el azúcar, a las grasas saturadas; debemos crear en nuestro hogar una nueva estrategia para alimentar a la familia, conocer los ingredientes que nos aportan bienestar, investigar los métodos de cocción que favorecen a cada insumo comestible, respetando su sabor, textura y propiedades nutricionales. Debemos alimentarnos con conciencia y no solo guiarnos por el sabor que aportan los productos prefabricados.

Consumir lo que necesita el cuerpo y no adquirir lo que te dicta la mercadotecnia.

Necesitamos pensar dos veces lo que le estamos dando de comer a nuestros hijos, leer la barra nutrimental y los ingredientes que tiene cada producto; concientizar que lo que comemos será nuestra arma para fortalecer nuestro sistema inmune y defendernos de este o futuros virus que podrían atacar a la raza humana.

El nuevo orden debe empezar en nuestra dieta.